Con el reconocimiento reciente de ser una sociedad “superenvejecida“, Corea del Sur se enfrenta a retos demográficos que amenazan con frenar su desarrollo económico y social. Sin embargo, en lugar de rendirse ante la creciente población envejecida, el país ha adoptado la robótica como una herramienta clave para mitigar los efectos del envejecimiento, aprovechando la automatización para transformar no solo sus industrias, sino también su vida cotidiana. A través de la tecnología, Corea del Sur no solo lidera la automatización, sino que está reconfigurando la manera en que los humanos interactúan con las máquinas en entornos laborales y públicos.
La robótica en Corea del Sur: Una solución ante el envejecimiento de la población
La Federación Internacional de Robótica (IFR) ha destacado a Corea del Sur como un líder en la adopción de robots industriales, con una densidad de robots en fábricas que supera seis veces la media mundial. En un país donde la tasa de natalidad es una de las más bajas del mundo, el uso de robots se ha convertido en una respuesta práctica y eficaz para cubrir vacíos laborales y satisfacer la creciente demanda de servicios en un entorno donde la mano de obra humana es cada vez más escasa.
A medida que la población envejece rápidamente, Corea del Sur ha transformado su panorama laboral, integrando máquinas que realizan tareas repetitivas, peligrosas o físicamente exigentes. Esta transición no solo ha permitido que las empresas se adapten a los nuevos desafíos demográficos, sino que también ha cambiado las dinámicas en los lugares de trabajo, generando una convivencia más armónica entre seres humanos y máquinas.
Innovación en el edificio Naver: Robots al servicio del empleado
El ejemplo más destacado de esta integración tecnológica se encuentra en Seúl, en el edificio 1784, sede de la gigante tecnológica Naver Corp. Este edificio ha sido descrito como el “primer edificio del mundo apto para robots”, donde más de 120 robots autónomos conocidos como Rookies realizan tareas esenciales para los 4.500 empleados que lo habitan. Los Rookies, equipados con inteligencia artificial avanzada, están diseñados para entregar correspondencia, bebidas, y alimentos directamente en los escritorios de los empleados, utilizando un sistema de rutas inteligentes basado en la nube para evitar colisiones y optimizar la eficiencia.
El uso de estos robots va más allá de la simple entrega de objetos: cuentan con reconocimiento facial para identificar a los empleados y asegurarse de que el pedido llegue a la persona correcta. Además, los Rookies tienen pantallas que muestran los productos que están transportando, lo que permite un nivel adicional de interacción con los empleados. El uso de ascensores exclusivos para robots, llamados Roboports, les permite moverse por el edificio sin interferencias humanas, mejorando la eficiencia de las operaciones.
La robótica más allá de las oficinas
La presencia de robots en Corea del Sur no se limita a los espacios laborales. La robótica también está transformando el entorno público. En ciudades como Seúl, es cada vez más común ver robots realizando tareas de limpieza en las aceras, proporcionando servicios en restaurantes y llevando a cabo trabajos de mantenimiento en aeropuertos. En un país con una creciente población de personas mayores, los robots están desempeñando un papel crucial en la sustitución de trabajos que los ciudadanos más jóvenes ya no pueden o no desean hacer, especialmente en sectores como la hostelería y el transporte.
Este fenómeno es aún más relevante considerando las políticas laborales del país, como la semana laboral de 52 horas y los salarios mínimos, que han colocado presión sobre las empresas para optimizar sus operaciones sin recurrir a una fuerza laboral cada vez más reducida.
Colaboración Humano-Robot en Corea del Sur: Un modelo de trabajo transformador
La integración de robots en el lugar de trabajo no ha sido problemática en Corea del Sur. Los trabajadores, en su mayoría, han mostrado una notable disposición para colaborar con las máquinas. De hecho, los robots en muchos casos asumen tareas repetitivas o físicamente demandantes, lo que permite a los empleados concentrarse en funciones más creativas, estratégicas o de toma de decisiones. Este cambio ha llevado a una mejora en el bienestar de los empleados, ya que las tareas más arduas han sido delegadas a las máquinas.
Desafíos para las pequeñas empresas y la brecha económica
Aunque el progreso hacia la automatización en Corea del Sur es indiscutible, no todos los sectores se benefician de la misma manera de esta revolución tecnológica. Según un estudio de la Corporación del Complejo Industrial de Corea, el 41% de las pequeñas empresas en el país enfrentan dificultades económicas para implementar tecnologías robóticas. Esta disparidad económica ha creado una brecha entre los grandes fabricantes, que tienen los recursos para invertir en robótica avanzada, y las pequeñas fábricas, que luchan por mantenerse competitivas sin acceso a estas tecnologías.
Esta situación subraya la necesidad de políticas públicas que promuevan un acceso más equitativo a las innovaciones tecnológicas, permitiendo que tanto las pequeñas como las grandes empresas puedan beneficiarse de los avances de la robótica.
